La flexibilidad metabólica es la capacidad que tiene el organismo de utilizar como fuente de energía los diferentes sustratos energéticos (principalmente grasas y glucógeno o glucosa) según las necesidades que se requieran, en función del tipo de ejercicio, de su duración, de su intensidad, de la disponibilidad energética y tipo de sustrato energético disponible, etc.
Decimos que un sujeto tiene flexibilidad metabólica cuando el alimento que ingiere por la dieta, es capaz de utilizar dicho alimento de forma rápida y eficiente. Por ejemplo, cuando se ingieren hidratos de carbono, estos entran a sangre en forma de glucosa.
Si se tiene flexibilidad metabólica, esta glucosa es retirada rápidamente de sangre para su utilización inmediata. Si por el contrario son grasas las que se ingieren, alguien con flexibilidad metabólica utilizara dichas grasas para la obtención de energía y no para almacenarlas en el tejido adiposo (michelines).
Es importantísimo tener flexibilidad metabólica, porque si no se tiene, estas grasas que ingerimos por la dieta nuestro cuerpo no podrá utilizarlas como energía y serán almacenadas en el tejido adiposo. Entonces, ante esta situación nuestro cuerpo solo podría obtener energía de una forma, del glucógeno (hidratos de carbono almacenados en el músculo e hígado).
Esto significaría que para obtener energía nuestro cuerpo tendría que extraer glucógeno (energía) de nuestros músculos en lugar de nuestras grasas. Es decir, entraría en un estado catabólico del tejido muscular, todo lo contrario a crear músculo.
La flexibilidad metabólica lo que nos permite es que la fuente principal de energía sean las grasas y no el glucógeno de nuestros músculos e hígado. Os podéis imaginar la relevancia que tiene esto para alguien con obesidad o sobrepeso que quiere perder peso, sin dicha flexibilidad le resultara imposible perder peso.
De tal forma que alguien con flexibilidad metabólica va a tener predisposición para fabricar masa muscular, para preservarla, para no catabolizarla, para no perderla con el paso de los días, semanas, meses, es decir, va a tener predisposición para no acumular grasa (visceral o subcutánea).
Va a estar capacitado para que en las horas de ayuno sea capaz de preservar el glucógeno muscular y de usar como fuente energética principal las grasas, y que si fuera necesario un requerimiento de glucógeno porque tiene que entrenar, hacer un sprint, etc. utilizará, entonces sí, el glucógeno muscular para situaciones de intensidad media y alta. Y únicamente las grasas para situaciones de baja o muy baja intensidad.
Cuando comemos alimentos ricos en hidratos de carbono se produce una elevación de glucosa en sangre.
El organismo siempre tiene y tendrá un único objetivo, la homeostasis (el equilibrio). Si asciende la glucosa en sangre el organismo lo primero que quiere hacer es que esa glucosa no se quede elevada y querrá bajarla.
Si existe una buena flexibilidad metabólica, el organismo inmediatamente empieza a oxidar glucosa para descender los niveles de glucemia.
Pero además, el excedente de glucosa no lo transformara en grasas, sino que lo almacenara en el músculo en forma de glucógeno para su futura utilización.
Gráfico de un contexto en las diferentes situaciones de una persona con flexibilidad metabólica:
En definitiva, la flexibilidad metabólica es como si tuvieses un coche híbrido. Depende de qué momento o situación o lugar estes circulando tu vehículo utilizara el motor eléctrico o el motor de combustión.
Con el cuerpo humano pasaría algo similar, depende a qué velocidad y duración utilizara mi cuerpo un tipo u otro de energía, pero para eso debe mi cuerpo saber hacerlo y ser eficiente haciéndolo.
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