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ENTRENADOR PERSONAL

Enfermedad de síndrome metabólico

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El síndrome metabólico es un conjunto de factores de riesgo metabólicos que aumentan muy significativamente el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular muy frecuente, afectando a 1 de cada 5 personas, siendo el causante de ella el sedentarismo y la obesidad, para dejarlo claro, los malos hábitos alimenticios y la falta de ejercicio físico son los causantes.

La medicina habla de que hay factores hereditarios y genéticos que junto a otros factores predisponen a padecer dicho síndrome, factores como la hipertensión, la diabetes tipo 1 o la diabetes gestacional, tener un hígado graso no alcohólico… Pero el que entienda de salud y ejercicio físico debería saber ya que esta no es la causa.

Han sido escogidos por la medicina 5 factores de riesgo metabólicos o cardio-metabólicos, que agrupándolos y estableciendo una regla, nos termina diciendo si una persona tiene dicha enfermedad.

El diagnóstico de síndrome metabólico:

  • Una cintura grande, lo que significa una medida de cintura de:
    • 88 cm o más para mujeres
    • 102 cm o más para hombres
  • Un nivel alto de triglicéridos (150 mg/dL o más)
  • Un nivel bajo de colesterol HDL, que es:
    • Menos de 50 mg / dL para mujeres
    • Menos de 40 mg / dL para hombres
  • Presión arterial alta: (130/85 mmHg o más)
  • Un nivel alto de azúcar en sangre en ayunas (100 mg/dL o más)

Si tenemos 3 o más de estos factores, hablamos de una enfermedad de síndrome metabólico. Es muy raro que una persona con normopeso y deportista desarrolle dicho síntoma, solo un 5% de las personas con síndrome metabólico tienen normopeso. Casi la totalidad de casos son de gente con sobrepeso u obesidad.

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Personalmente, hay un factor que me parece clave en el riesgo de padecer dicho síndrome, y es el tiempo de exposición a los factores de riesgo. No es lo mismo que te expongas a estos factores de riesgo durante 1 año a que lo hagas durante 10 o 20 años, una vez más la dosis hace el veneno.

Y es que es cada vez más frecuente padecerlo y sobre todo que aparezca a edades más tempranas; actualmente hay niños padeciendo este síndrome cuando hace no muchos años era impensable. La clave es prevenirlo, mucho más que tratarlo, sobre todo en edades tempranas, y es que un niño con síndrome metabólico es muy probable que lo siga teniendo en la adolescencia y en la madurez.

Hay que tener en cuenta también lo que nos dice “The Bogalusa heart study”, y es que cada uno de los factores de riesgos de forma independiente contribuye al aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular fundamentalmente.

¿Qué ocurre dentro del cuerpo para que se desarrolle el sindrome metabólico?

Como hemos dicho, hay factores de riesgo como la genética que debido al ambiente en el que nos rodeamos pueden derivar en una epigenética, que es el estudio de los cambios en la función de los genes que son hereditarios y que no se pueden atribuir a alteraciones de la secuencia de ADN.

Esto provoca un riesgo determinado para una persona de tener síndrome metabólico aunque los factores ambientales (hábitos de vida) tienen mucho más peso. Pero como ya sabemos, el factor clave que origina este síndrome es la obesidad, ya que antes apenas existía esta enfermedad.

La causa real del síndrome es la obesidad, en concreto, la grasa visceral (la que rodea los órganos, la que no podemos ver y está dentro de nuestro cuerpo). Esto por supuesto hace que el hígado esté rodeado de grasa produciendo esteatosis hepática (hígado graso), y por tanto empieza a funcionar mal produciendo a largo plazo inflamación de marcadores inflamatorios o aumento de dislipemia (alteración en los niveles de lípidos en sangre) generando acumulación de colesterol en las arterias (arteriosclerosis).

Además, la obesidad conlleva mayor resistencia a la insulina que deriva en diabetes tipo 2, provocando una retroalimentación positiva sobre la obesidad, haciendo que el obeso sea más obeso. Y además, los vasos sanguíneos que tienen un recubrimiento interno llamado endotelio se dañan debido a las hiperglucemias, hiperinsulinemias y a la inflamación crónica, y aparece la llamada disfunción endotelial.

Entonces, cada uno de estos problemas, el hígado graso, la resistencia a la insulina, la diabetes tipo 2, la dislipemia y la disfuncion endotelial van a estar favorecidos y van a favorecer la inflamación. La inflamación es como el fuego que aviva cada uno de estos factores, y a su vez cada uno de estos factores aviva ese fuego.

Todo este caldo de cultivo deriva irremediablemente en mayor arterioesclerosis, en que nuestros vasos sanguíneos pierdan diámetro, se vayan tapando y provoque una mayor resistencia en la circulación sanguínea, ósea o enfermedades cardiovasculares, que es la gran asesina del siglo 21, siendo la mayor causa de muerte en el mundo y provocando 18 millones de muertes cada años, 50.000 al día.

¿Qué podemos hacer al respecto?

Insisto en que la clave es la prevención y no el tratamiento. No voy a decir mucho más para que el mensaje sea claro, cambiar los hábitos de vida. Hacer ejercicio físico, entrenar fuerza, andar más de 10.000 pasos diarios, etc. 

¡MUÉVETE Y ENTRENA LA FUERZA!